Malagueño, malaguista, hombredetrono.

11 septiembre 2010

Alucina, vecina

A veces se queda uno alucinado con las cosas que ve y oye. Hay que ver cómo llegan a comerle la cabeza a la gente con ciertas cosas y al punto que llegan, de tal forma que creo que en ocasiones no controlan lo que dicen o hacen.
Si ir más lejos, esta misma mañana tempranito, al ver que no hacía excesivo calor y ya estaba en pié decidí salir a correr un rato por el paseo marítimo. Cuando llevaba un rato corriendo me crucé con un predicador, el cual no sé si sería evangelista, testigo de Jehová o cualquier otra religión. La cosa es que a medida que me iba acercando a su altura intentó pararme para darme unos folletos y esto es lo que ocurrió:

Predicador: "Buenos días, ¿tienes un momentito para hablar de Dios?"
Yo: "Lo siento, ahora mismo estoy corriendo" (Mientras desaceleraba un poco la marcha para poder responderle sin parecer descortés).
Predicador: "Eso, tu corre, ¡Huye de los problemas!"
Yo: "¿....????" (Para mis adentros y con cara de alucinado).

¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad?