Malagueño, malaguista, hombredetrono.

04 junio 2006

Sensaciones

Hay momentos en los que me siento extraño, a menudo con motivo y a veces sin el. Momentos en los que realmente no se como me siento, otras veces si que se como me siento aunque no sepa el motivo, y otras tantas no se como me siento a ciencia cierta pero si que se la causa. Sensaciones extrañas que con el tiempo se vuelven habituales y pasan a formar parte de las rarezas de uno mismo. Lo que tienen en común la mayoría de esos instantes es que sin razón aparente hay algo que siempre me anima aunque no tenga nada que ver con el asunto en cuestión, se trata de la lectura que posiblemente mas me haya influido desde que era un crío y que mas veces haya leído de una forma totalmente compulsiva.


José de Espronceda, 1836 - "La canción del Pirata"

Con diez cañones por banda
viento en popa a toda vela
no corta el mar sino vuela
un velero bergantín.

Bajel pirata que llaman
por su bravura El Temido,
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul.

Y ve el capitán pirata
cantando alegre en la popa
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.

Navega velero mío
sin temor, que ni enemigo navío
ni tormenta ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas hemos hecho
a despecho del inglés
y han rendido sus pendones
cien naciones a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios la libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes por un palmo más de tierra
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa sea cualquiera
ni bandera de esplendor
que no sienta mi derecho
y de pecho a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios la libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

A la voz de ¡barco viene!
es de ver cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar
que yo soy el Rey del Mar,
y mi furia es de temer.

En las presas yo divido
lo cogido por igual
sólo quiero por riqueza
la belleza sin rival.

Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios la libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

Sentenciado estoy a muerte
yo me río, no me abandone la suerte
y al mismo que me condena
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.

Y si caigo, ¿qué es la vida?
por perdida ya la di
cuando el yugo del esclavo
como un bravo sacudí.

Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios la libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

Son mi música mejor
aquilones, el estrépito y temblor
de los cables sacudidos
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno al son violento,
y del viento al rebramar
yo me duermo sosegado
arrullado por el mar.

Que es mi barco mi tesoro
que es mi Dios la libertad
mi ley la fuerza y el viento
mi única patria la mar.

3 comentarios:

Oskar MG dijo...

No me jodas papi... tú nunca has leído nada más profundo que la crítica táctica de Jorge Valdano en el Marca... xDDD

Anónimo dijo...

Espadas

Gram, Durendal, Joyeuse, Excalibur.
Sus viejas guerras andan por el verso,
que es la única memoria.
El universo las siembra por el Norte y por el Sur.

En la espada persiste la porfía
de la diestra viril, hoy polvo y nada;
en el hierro o el bronce, la estocada que
fue sangre de Adán un primer día.

Gestas he enumerado de lejanas espadas
cuyos hombres dieron muerte a reyes y a serpientes.
Otra suerte de espadas hay, murales y cercanas.

Déjame, espada, usar contigo el arte;
yo, que no he merecido manejarte

Jorge Luis Borges

Anónimo dijo...

España

Más allá de los símbolos,
Más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,
Más allá de la aberración del gramático
Que ve en la historia del hidalgo
Que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,
No una amistad y una alegría
Sino un herbario de arcaísmos y un refranero,
Estás, España silenciosa, en nosotros.
España del bisonte, que moriría
Por el hierro o el rifle,
En las praderas del ocaso, en Montana,
España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,
España del íbero, del celta, del cartaginés, y de Roma,
España de los duros visigodos,
De estirpe escandinava,
Que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,
Pastor de pueblos,
España del Islam, de la cábala
Y de la Noche Oscura del Alma,
España de los inquisidores,
Que padecieron el destino de ser verdugos
Y hubieran podido ser mártires,
España de la larga aventura
Que descifró los mares y redujo crueles imperios
Y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
En este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
No la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
Podemos profesar otros amores,
Podemos olvidarte
Como olvidamos nuestro propio pasado,
Porque inseparablemente estás en nosotros,
En los íntimos hábitos de la sangre,
En los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
Madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
Incesante y fatal.

Jorge Luis Borges